Si, si... es el título de una novelaca impresionante... pero es que me parece oportuno plagiarlo.
El caso es y para darle punto y final al tema (que estoy hasta las narices ya) que soy una inepta social. Habéis aprendido a amarme a pesar de ello y seguro que hasta hace gracia, comulga con mi mala leche, mi facilidad para el insulto rebuscado, mi humor negro, mi pedantaria y con todo lo políticamente incorrecta que puedo llegar a ser.
Lo cierto es que fuera de mi reducidísimo circulo social o de mi trabajo (en el que me pagan por ser amable) mi comportamiento deja mucho que desear; sufro verborreas continuas sin dejar hablar a nadie y escapo de los bares como alma que lleva el diablo, dejando literalmente abandonados a mis compañeros. Me pongo borde y casi iracunda con mis semejantes, suelto más tacos que nadie que conozca y cambio de tema sin ninguna consideración con mi interlocutor. Vamos, que talento para quedar como una auténtica gilipollas, me sobra.
Doy asco.
Y no me siento orgullosa de ello.
Hay algo que tengo roto y no se donde está el repuesto. Me río para no llorar y no torturarme en mis ratos de psicoanálisis con mi almohada, pensando en lo que me puedo estar perdiendo ahí fuera, en ese mundo donde las personas saben como comportarse con sus semejantes y yo, por más que busco, no encuentro la puerta.
Yo también espero que las víctimas de mi ineptitud no encuentren este blog en mucho mucho tiempo.