En pleno éxtasis y con el subidón propio de la psique enferma y delirante con la fiebre del amor, puse la mesa con mi alma de mantel, mi cuerpo de plato fuerte y mi corazón como postre. Alegría absoluta de mi mantel cuando mi amante se comió hasta las migas. Pero cansado de la dieta y un poco indigesto mi amante se fue a probar otros sabores y entonces sin corazón estuve muerta un par de años.
Amar es baladí, me dije, y dejé acumular el polvo en la cocina; llené las noches de hombres yogurt, con la fecha de caducidad en la tapa y de madrugada me camuflé con las sombras que volvían a sus casas, aprovechándome de sus mantos para disimular la huída.
Pero el corazón es dueño de la sabiduría del que se sabe inmortal y poderoso y mientras yo jugaba a la fiesta de los romanos rodeada de banquetes y bacanales; él fue haciendo de sus heridas cicatrices.
Y fue así como una buena mañana me encontré desempolvado las cazuelas y la varilla, dejando dispuestos los instrumentos y la vajilla. He sacado brillo a los cubiertos y a la cristalería, no sea que una noche de tormenta se presente en casa alguna visita imprevista.
1 comentario:
yiiiiiiiiiiiiiiiiha!!!!!!!
Ándale manita, horita ya era de dejar venir pensamientos positivos... seguro que vienen acompañados de lass cosas buenas de la viida!!!!!!!!!!!
Besitos
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