Sin perdón (o el síndrome del llanero solitario)

Asisto patidifusa al fenómeno Susan Boyle.
Lo cierto es que esta mujer, sólo canta medianamente bien, enhora buena para ella, pero...
lo que realmente me tiene los pelos de punta es ese fenómeno televisivo impuesto por el reality show, que te vende un producto que como poco y para ser polait, nace de la crueldad y el cinismo (y repito: me estoy cortando)
El caso es que programas como fama, OT, y estos que van en plan caza talento, te convencen de que tu: mediocre y anónimo ser también puedes tener fama y fortuna y el amor, el respeto y la simpatía de todos los otros seres mediocres y anónimos que ven tu figurilla en la pantalla de sus cajas tontas. Es así: que si eres feo, gordo, bajito y no destacas en disciplina alguna, no tienes dinero, ni una inteligencia superior, pues no eres nada, ya no nadie sino nada.
Leo comentarios en la red acerca de esta señora Susan, cosas como: "me inspiras a correr detrás de mis sueños" ... y lo más triste de esto, es que hay quien necesita la esperanza de poder ser algún día otra Susan para correr detrás de sus sueños; el anonimato resulta ser sinónimo de fracaso; y el esfuerzo pues casi que también.
El fenómeno se extiende a los espacios "serios" de la tele, y los informativos sacan al mercado su propio producto: el señor Neira, que ha ocupado minutos y minutos durante meses en todas las cadenas con su traje de héroe martirizado.
Las abuelitas en la plaza de mi barrio hablan de Belén Esteban como si de su nuera se tratase y se compadecen de las miserias de la vida de Belén como si la conocieran desde cría.
Padezco en mis carnes el nacimiento de cientos de Greg House, bordes y cínicos, humillando por deporte a sus semejantes, pero claro, estas copias "top manta" del doctor, sólo conocen el lugar común y la fantochada, copian la corrosividad del personaje sin intento alguno de acercarse a la inteligencia, ¿quien necesita argumentar cuando puede insultar? Son todos una suerte de Risto Mejide (otro que pa que...)
Ah! la tele, por lo menos tres generaciones perdiéndose su propia vida para asistir puntuales a la misa de las 21 pulgadas.

1 comentario:

Laura Tovar A. dijo...

Yo sabia que no era la única que pensaba de esa manera, puedo jurarlo pero hasta me sentí miserable por pensar así...solo puedo concluir al leer tu texto, que definitivamente algo no va bien en el mundo y lamento ser pesimista, pero cuando la mediocridad es aplaudida por el mundo entero y de paso alentada ...sigo pensando que definitivamente algo no va bien.

Un enorme abrazo Alé, se te quiere un montón.